lunes, 4 de enero de 2010

La última gota de tinta

Esperaba al principio una voz, tal vez la respiración, o tan solo el sonido de sus tenis con suela de goma rechinando por el pasillo del instituto; más dejó de escuchar aquello.

Todas las tardes tenía el mismo ritual, caminar lentamente por el pasillo elevado que dejaba a la vista el ventanal en el que él, a veces trabajaba sin mirar si quiera detrás de si mismo, desde donde se sabía observado. Ella se detenía de vez en cuando a buscar algunos documentos inexistentes en su bolso grande repleto de nada, con la esperanza tal vez de que él la mirara por error y se percatara de su existencia, aunque él ya lo supiera y ella aún sabiéndolo se negara a creerlo.

Una casualidad parida de una causalidad, era cuando ella se topó con él en el café; sus miradas se cruzaban y un esbozo efímero de sonrisa obligada asomaba por los labios de él, colándose entre el aire como gaviota para surcar por los inmensos mares castaños en sus ojos llenos de esperanza que arremolinaban sentimientos dispuestos a desbordarse en una lágrima, que ella contenía desviando su mirada desentendida, mientras sus pies la obligaban a devolver sus pasos.

El tiempo implacable agotó la causalidad, y conspirando con el destino aniquiló la casualidad lentamente.



¿Cuánto has escrito
desde el comienzo hasta el final de esta pausa
interminable,
conservando esa última gota de tinta
para revelar el final?.

3 comentarios:

  1. HAHAHAAH MANA ESTE SI QUE ME LLEGO, SE MUY BIEN DE LO QUE HABLAS Y DE QUIEN HABLAS, EXISTEN PERSONAS QUE DEJAN MARCAS EN NOSOTROS , UNAS DEJAN IMAGENES, OTRAS PEQUEñOS POEMAS TATUADOS EN NUESTRA PIEL, OTROS SIMPLEMENTE DEJAN UNA QUE OTRA CICATRIZ DIFICIL DE BORRAR
    TE QUIERO HAHAHA ME ENCANTO LA ENTRADA

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  2. Miyo! este estuvo muy padre. Si, de repente algunas personas asi nos hacen reaccionar. Me gusto mucho mucho.

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  3. Muy bueno, tiene mucha fuerza.
    Un saludo Miyo, me alegra tener noticias de ti.

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